Capítulo cuatro .- Para...

-¿Qué desea? – pregunto sacando la libreta de mi bolsillo trasero, juntamente con el boli.

-Nunca había visto a una morena trabajando para Jason – responde con una voz áspera, observándome de arriba abajo intimidante. 

-¿Va a pedir o no? – le comento ignorando lo que anterior dijo.

-Claro – muestra sus dientes completamente blancos y alineados. Sus rizos adornan su cabeza y, sus ojos verde esmeralda hacen que tenga un aspecto excelente – un descafeinado y, también a ti. 

-Un descafeinado, sirviendo – apunto el pedido y me deslizo hacia dentro de la barra para prepararlo.

Más o menos se me da bien. La pelirroja sin nombre me ayuda a acabar de prepararlo. Sonrío amablemente y lo llevo donde se encontraba el cliente. Sirvo delicadamente su descafeinado, doy media vuelta y vuelvo con una de las empleadas. 

-¿Cómo te llamas? – pregunta la única pelirroja que me ha caído bien.

- ____, ¿Tú? – musito. 

-Nicole – responde sonriente.

 

***

Han pasado las horas de trabajo, son las dos y media del mediodía, me muero de hambre. Voy a cambiarme. Dejo la ropa, me pongo la mía y salgo de esa pequeña habitación cogiendo algunas de mis pertenencias que había dejado antes, he sido la última en cambiarme. Me siento encima de uno de esos sofás blancos y escucho dos voces masculinas provenientes de la habitación donde había entrado hace horas la pelirroja con mi jefe. Las voces pueden diferenciarse fácilmente. Una es de Jason y la otra… ni idea, pero, me resulta familiar.

-____ es toda tuya, Harry – oigo la voz de Jason. Ha sido lo único que he podido oír.

Mi labio es mordido nerviosamente; no soy de nadie, nunca lo he sido y nunca lo seré. Me giro hacia la puerta al oír que se abre. De esta, salen dos chicos, mi jefe y… ¿El cliente? Harry. Me levanto rápidamente y me conduzco hacia la puerta. 

-Morena – me llama Harry.

Hago oídos sordos y salgo por la puerta: sigo en la cafetería. Me desplazo ágilmente hacia la puerta de salida. Por suerte, nadie me detiene.

Otra vez en las mismas calles de Holmes Chapel. Camino a paso rápido y cabizbaja. En pocos minutos me encuentro dentro de casa, sana y salva. Dejo las llaves y, el dinero es otra vez metido en la cajita de Megan. Asciendo las escaleras y me sitúo al lado de la puerta marrón. Me siento en el suelo y apoyo la cabeza en la puerta. 

-Ya tengo trabajo – digo en alto para que Megan me oiga.

Nadie contesta: parece que hablo sola. Me levanto y toco la puerta. Esta vuelve a entreabrirse como la primera vez. La piel se me pone de gallina al ver otra vez ese mechón de pelo negro asomándose entre la puerta y el marco.

-Dije que me alegraba mucho – responde dulce.

Intento tocar su pelo pero demasiado tarde, la puerta ya se encuentra cerrada. Me muevo hasta mi habitación. Quedo mirando una ventana pequeñita, que no me había dado cuenta de que estaba.

Vuelvo a la maleta y, de espaldas a la ventana, me quito los botones de mi blusa y cambio a mi camiseta de pijama. 

-Podrías haberte dado la vuelta, mis vistas hubieran sido más bonitas – oigo una voz ronca. 

Me doy la vuelta sobresaltada y observo a mi vecino apoyado en el marco de su ventana mirándome. Me acerco hacia mi pequeña pero preciosa ventanita y le miro con enfado.

-Vete a cagar al monte, Harry – refunfuño.

-Tengo un regalo para ti, ven a casa – cambia de tema.

Asiento no muy segura. Veo como sonríe satisfecho. Bajo las cortinas para evitar lo ocurrido y vuelvo a ponerme mi blusa turquesa. Salgo de la habitación y paso por la de Megan. Digo un simple adiós y me voy.

Veo a una chica más o menos de la misma edad que yo, depositando una carta en el buzón de Harry. Entro al recinto como si nada, esta me mira con recelo. Llamo al timbre, al poco tiempo ya me encuentro en su pasillo, esperando a que cierre la puerta.

-¿Qué regalo tienes para mí? – alzo mi vista para juntar nuestras miradas.

No me responde. Baja la cabeza, haciendo que la mía se alce forzadamente. Noto la pared en mi espalda y, también sus labios presionando sobre la piel de mi cuello. Intento apartar mi cuello de alguna forma, él me coge desde el cuello, impidiéndome escapar. Comienza a chupar mi cuello con dureza.

-Para… - suplico mientras una lágrima cae en su cabello – no… soy tuya, no soy de nadie – a penas puedo hablar.

Sus dientes rozan mi piel, intensamente mientras yo intento escapar de su fuerte agarre. Él sigue succionando la sangre hacia la superficie y, comienza a dar leves pellizcos en esta. Besa la zona dolorida. Sus rizos rozan mis mejillas cuando este eleva la cabeza para mirarme. Una media sonrisa se dibuja en su rostro, le miro con miedo y, a la vez con bastante enfado. Sus manos dejan de rodear mi cuello. Con toda la fuerza que tengo, hago que su cabeza dé media vuelta. 

-Eres idiota – hablo con mucho enfado cuando alguna que otra lágrima deja de caer por mi fino rostro.

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Holi^^ Bueno, haber, como empiezo... la semana que viene, estaré más ocupada o no, aún no lo sé pero, lo más probable es que sí :l así que, no podré subir mucho ... 

Ah y, por cierto, sois las mejores ;o en el capítulo anterior, sobrepasasteis los 20 coments apodjwapo*-* me encantáis awe.♥

Amo vuestros comentarios mediolargos apodjwaop:$ Bueno, que sigo esperando esos comentarios^^ 

Se os adora amores♥ No olvidéis sonreír siempre^^

Isa xx'